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¿Por qué nos duele la conciencia?



La picazón que nos salva: 

¿Te ha pasado que te recuerdan algo que hiciste y, de repente, sientes un retorcijón en el estómago? No es hambre, es algo que te "pica" por dentro. Esa sensación incómoda, ese ardor de la conciencia, es algo que todos conocemos. Es como tener una piedrita en el zapato que te molesta con cada paso que das, recordándote que hay algo que no está bien.


La picazón que nos delata

Esa "picazón" de la que hablo no es solo una molestia, es una alarma. Es esa parte de nosotros que sabe que "tenemos cola que nos pisen". Todos tenemos errores, secretos y momentos de los que no nos sentimos orgullosos. Esas son nuestras "costras escondidas", esas pequeñas heridas que hemos tratado de olvidar.

Cuando alguien nos enfrenta con la verdad o cuando nuestra propia mente nos la recuerda, es como si nos echaran sal en esas heridas. Duele, arde, y por instinto, tratamos de esquivar el tema. Nos hacemos los distraídos, cambiamos de conversación, o incluso nos enojamos, todo para no enfrentar esa verdad incómoda.

"El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia."
Proverbios 28:13


El dolor que nos hace crecer

Como decía el pastor, nos retorcemos como orugas en sal, y es una imagen perfecta. Ese dolor, aunque desagradable, es una señal de que nuestra conciencia está funcionando. No es que la vida nos esté castigando, es que nos está dando una oportunidad.

"Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de lo cual no hay que lamentarse; pero la tristeza del mundo produce muerte."
2 Corintios 7:10

Ese picor no es para torturarnos, es para guiarnos. Es una invitación a mirar de frente lo que hicimos, a reconocerlo y a aprender de ello. Aceptar nuestros errores es el primer paso para sanar y para dejar de cargar con ese peso. Al final, la única forma de que esa picazón se vaya es afrontarla, limpiar la herida y dejar que sane. Y al hacerlo, nos volvemos personas más fuertes y sinceras.

Y tú, ¿has sentido ese picor últimamente? ¿Cómo lo has afrontado?

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