Esta mañana me encontré con un problema que me hizo sentir atrapado en un laberinto de opciones. Y, de repente, recordé una historia que, aunque no es muy fiel a la original, me dio la perspectiva que necesitaba. Es la historia de un rey que ofreció su reino a quien pudiera desatar un nudo, una maraña de cuerdas tan enredada que nadie podía deshacer. Los más sabios y pacientes lo intentaron, dedicando horas y horas, hasta que un hombre, sin dudarlo, tomó su espada y lo cortó por la mitad.
Mi versión de la historia me recuerda la de Alejandro Magno y el nudo gordiano. Él no se complicó, no se detuvo a analizar cada vuelta o cada lazo. Simplemente, entendió que a veces la única forma de avanzar es con una acción drástica y directa.
A veces, la solución es simplemente cortar el nudoSiento que mi mente funciona así a menudo. Y, probablemente, la tuya también. Nos encontramos con un problema y, en lugar de buscar la solución más simple, nos perdemos en la complejidad.
Analizamos en exceso: Creemos que cada hilo debe ser desatado con cuidado. Pasamos horas, días o semanas dándole vueltas a un asunto, buscando la forma "correcta" de desenredarlo.
Nos apegamos a la dificultad: Pensamos que una solución compleja es inherentemente más valiosa o "genial". Nos enseñan que el camino difícil es el que lleva a la recompensa, olvidando que a veces la simplicidad es la forma más pura de sabiduría.
Ignoramos la opción más obvia: Nos cegamos ante la posibilidad de que la solución esté justo delante de nosotros, aunque no sea la convencional.
La Biblia nos invita a confiar en la simplicidad y a no complicar demasiado nuestros caminos:
"Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia."
Proverbios 3:5 (NVI)Cortar y desechar: la acción de la fe
El nudo gordiano es una poderosa metáfora. No se trata de resolverlo todo, sino de tener el coraje de cortar lo que no sirve. A veces, la solución no es desenmarañar cada problema, sino desechar todo lo que nos ata y nos impide avanzar.
- ¿Tienes un proyecto que no avanza? Quizás la solución no sea revisarlo por milésima vez, sino desecharlo y empezar de cero.
- ¿Estás en una situación que te consume? Tal vez sea el momento de cortar los lazos y liberarte.
- ¿Sientes que no progresas? Quizás la respuesta no sea agregar más tareas, sino cortar las que te roban energía.
A veces, la clave para liberarse de un problema no es resolverlo, sino cortarlo de raíz. La verdadera sabiduría no siempre está en desatar cada hilo, sino en saber cuándo es el momento de tomar la espada y cortar.
Este principio de deshacernos de lo que nos estorba también resuena con enseñanzas bíblicas sobre la libertad y el desprendimiento:
"Despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante."
Hebreos 12:1 (NVI)"Así que, si el Hijo los liberta, serán verdaderamente libres."
Juan 8:36 (NVI)¿Qué nudo estás listo para cortar en tu vida? A veces, la acción más simple es la más liberadora.

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